martes, 9 de noviembre de 2010


Siempre reía cuando recordaba que en mis sueños me perseguías. Recordaba que yo corría por unos montes florecidos y llenos de color, miraba hacia atrás y tu sonrisa iluminaba mis húmedos ojos. Reía por que sabía que eso nunca sería posible y que tu mirada nunca rozaría la mia por muy cerca que estuviese. Reía ya que me extrañaba que mi imaginación volara tan alto como para pensar en ti.
Entonces, por las mañanas, después de aquellos agitados y sonoros sueños, me levantaba como si nada hubiera pasado y me dirigía a vivir una vida sin sentido.

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