Cada día las cosas son más sorprendentes, cada día intento plasmar en mis fotografías y en mis textos cada cosa que siento, cada cosa que quiero expresar, cada cosa que no puedo gritar. Me gusta decir lo que pienso, pero sobre todo me gusta demostrar lo que siento.
jueves, 15 de abril de 2010
Sus pies expresaban timidez, impocresia y paciencia, tenian una forma ambigüa, como si fueran a desaparecer en cualquier momento, eran largos y asperos, con uñas grandes y dedos finos. Las piernas parecian sendos palos estrechos, llenas de imperfecciones y llenas de belleza, con bultos o rodillas, como quieran llamarse, con unas grandes terminaciones, creo que bulgarmente llamadas "muslos". Su cadera era perfecta, completamente perfecta, sin absolutamente ningún fallo, correcta, de diez, llena de baile y de expresiones artísticas, llena de danzas orientales y de ballet, preciosa. Su cuerpo era delgado con imperfecciones pero hermoso, con el estómago fino y la piel de terciopelo, era su parte más sensible del cuerpo, si le ponías un hielo en el ombligo, podía llegar a entrar en un coma perpetuo. Al llegar al cuello, te perdías, era alargado y lleno de pasión, lleno de dientes de un montón de muchachos guapos y ricos, los pópulos eran porcelana, frágiles como la cerámica china, y lisos como la tela. El color de su pelo era brillante, con destellos llenos de tonos morenos y tonos rubios, liso, muy liso, y hermoso, muy hermoso. Su cuerpo era maravilloso, estaba rebosante de arte y de baile, mucha danza, desprendia elegancia y sinfonía, desprendia arte, era ella, perfecta y rotunda, era ella, esa pequeña bailarina a la que tanto amaba.
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