Cada día las cosas son más sorprendentes, cada día intento plasmar en mis fotografías y en mis textos cada cosa que siento, cada cosa que quiero expresar, cada cosa que no puedo gritar. Me gusta decir lo que pienso, pero sobre todo me gusta demostrar lo que siento.
lunes, 31 de mayo de 2010
Cada noche, ella me recordaba que apagara la luz. Yo sentía que si la apagaba mis sueños iban a ser oscuros, sin luz, que iban a ser sin color. Ella al final desistía y se ponía su antifaz rosa.
Todas las noches ella seguía insitiendo en que no me preocupara, que apagara la luz y que todo iría bien.
Un noche que ella dormía en casa de sus padres, yo apagué la luz, hice la prueba y fue nefasta, todo era oscuro y hasta la luz más grande era una masa negra.
Al día siguiente se lo conté, llegó la noche, se tumbó a mi lado y me dijo:
-Apágala, ahora yo estoy contigo.
La apagué e intenté dormir.
El sueño de aqulla noche estaba iluminado, tenía color, tenía vida, todo era intenso. En un momento determinado miré al cielo: ella sostenía el sol.
A la mañana siguiente le dije de forma graciosa:
-Gracias, gracias por sostener la luz en mi sueño ¿no te cansaste? El sol debe de ser muy pesado...
-Si, incluso, me quemé las manos.
Pequeñas manchas las cubrían. Las toqué.
-Lo siento... ¿te duelen?
-No te preocupes, fue por una buena causa.
Apartó las manos y me besó.
jueves, 27 de mayo de 2010
Nos dejó algo. Nos dejó un mensaje.
Lo teniamos que descifrar. Debiamos experimentar su mensaje, saber lo que realmente significaba, volar con su mensaje, y amar con su mensaje. Teniamos que demostrar que existía, que podía ser real, debiamos continuar su cadena, tomar su relevo. Ser él. Estaba en nuestras manos que todo siguiera asi, tal cual. Debiamos acordarnos, debiamos cantarlo, debiamos decirle a todo el mundo que él algún día exisitió.
¿lo conseguimos?
THE LEGEND. PAZ.
martes, 25 de mayo de 2010
Te levantaste, olía a café recién hecho. Estabas en París.
Miraste por la ventana y no encontraste nada. Sombras. Poca gente. Un planta enorme.
Cuando quisiste darte cuenta el desayuno estaba sobre la bonita mesa de madera. Un zumo de naranja, cuatro tostadas con mermelada y dos cafés con leche. Siempre dos.
Tú, no tenías hambre. Agarraste una taza y te sentaste en el acolchado sillón en el que tantas noches habías llorado, y en el que tantas otras habías reido.
Hoy tenías que coger el tren que te llevaría de nuevo a la realidad, a la vida que te esperaba después de dos meses de sueños. Hoy volverías a todo eso que nunca te gustó, eso que siempre odiaste.
Miraste un vez más por la ventana, seguía sin haber nada. Siemplemente estaba París. Iluminada. Sonriente. Soñadora. Mirabas y no encontrabas más que soledad, esa que dejarías atras en pocas horas. Decidiste abrir la ventana que con un fuerte chirrido logró correrse. Miraste a la calle. Treinta y dos metros te separaban de ella. No querías dejarla. Querías vivir siempre allí. Con esa melancolía. Decidiste que sería lo que harías. Cogiste impulso:
El café manchó el suelo de la calle, tú lograste vivir allí para siempre.
domingo, 23 de mayo de 2010
El otro día, paseando por la calle, un hombre de unos veinticinco años de edad, alto y de barba, decidió que le saldría una fotografía bastante interesante si retrataba una de las esquinas que bordeaban esa avenida. Entonces, sacó su nikon de diecisiete megapíxeles y se dedicó a enfocar. A los pocos segundos, varios transeuntes se veían obligados a romper el hilo que unía la cámara con el resto de la imagen. Lo que todos suponiamos, era que las personas romperian el encanto de la fotografía y pasarían sin ningún problema haciendo que el hombre tuviera que retomar el proceso anterior y asi el siguiente intento sería peor. Pero... ¿que creen ustedes que fue lo que pasó? Una señora, tomó la iniciativa, se paró en seco haciendo que el resto de personas también lo hicieran. La gente que pasaba por los lados también se paró hasta que se formó una larga cola que invadía la calle. Nadie gritaba, nadie pedía una explicación, el que lo intentó vio la cámara y pronto se calló. Había un silencio sepulcral.
El hombre, el fotógrafo se dio cuenta de que toda la calle estaba llena, y de que la cola ocupaba largos metros de esta. Y bien... ¿que pensais que hizo? Todos pensaron que este señor haría la fotografía y se marcharía despacio, pensando en otro lugar que poder retratar. Pues no. El hombre giró la cámara y comenzó a hacer fotografías a las personas que silenciosas sonreían. A los pocos días puso un cartel en esa misma esquina e incluyó las sonrientes fotos, este decía:
"Puede que el arte sea lo único que nos quede.
Gracias"
lunes, 17 de mayo de 2010
Deje de hacer tonterias.
-Me voy.
-¿Que dice? ¿A donde se va a ir usted?
-A cualquier lugar que no sea este, detesto la rutina, detesto ver lo mismo todos los días de mi vida.
-No sabe lo que está diciendo, la vida es como un río.
-No diga tonterias, por favor. Odio esos sermones filosóficos que se le ocurren de vez en cuando.
-Si tanto los odia ¿por que me escucha?
-No le escucho, cuando usted empieza a decir esas cosas pienso yo en otras, pienso en diamantes, en lugares hermosos, en a donde ire después de despedirme de Nueva York. Después de despedirme de los hábitos de cada día.
-¿A donde ira?
-A el lugar perfecto, un lugar donde me sienta yo misma, lleno de diamantes, de diamantes en bruto.
-Usted está loca, loca de remate.
-Posiblemente, y me alaga que me lo diga... ¡ya sé! mi lugar, será un lugar loco, loco de remate.
-No sabe lo que dice.
-Lo sé perfectamente, y ahora, me voy.
-¿Y su bolso?
-No lo necesito, es solo un trozo de tela sinsentido, cuídelo bien, se lo regalo.
-Adios señorita, espero que se arrepienta de todo esto.
-Posiblemente no, ya sabe, soy de ideas muy fijas... ahora, adios.
-Buen día, señorita.
-Buen día, señor, espero que usted haga algo parecido a esto algún día.
-Prefiero no perder el tiempo con tonterias.
-Si, posiblemente las tonterias son para los locos, amantes y soñadores, no son para gente como usted. Que lástima, pero en fin, el ser humano es tan imperfecto, que no me sorprende. Cuídese.
-¡Espere!
-¿Qué?
-Me voy con usted.
-Está usted seguro.
-En el fondo, yo tampoco soporto la rutina, usted se convertirá en mi nueva vida diferente.
-Es usted diferente a como yo pensaba. Vámonos.
-Pero espere ¿a donde?
-No, usted no puede venir, usted no quiere dejarse llevar, no me sirve como compañero. Coja mi bolso y váyase a casa.
-Tiene razón, señorita, no soy lo suficientemente valiente.
-Buenos días señor.
-Hasta siempre señorita.
Vamos a escribir el guión de nuestras vidas. Lo necesitamos, es algo que forma parte de nuestra alma. Vamos a redactar cada detalle, cada renglón, vamos hacer un cuento, una historia tras otra, todas con final feliz. Vamos a arrasar, haremos una pelicula ¡SI! ¡una pelicula! es una gran idea. Se llamará "La historia de mi vida" ¿que te parece?
-Una gran estupidez con una gran mezcla de genialidad, ¿crees que triunfará? ¿de verdad lo crees?
-¡Por supuesto! Nuestras vidas han sido y serán maravillosas, y cada día lo son más, seremos unos grandes guionistas, arrasaremos, te lo aseguro.
-¿te das cuenta? en ningún momento has dicho que nos haremos ricos, ni que ganaremos incontables cantidades de dinero.
-Ya, yo no deseo ganar dinero, nunca haría algo asi por el placer de ganar unos cuantos millones.
-Mira que eres raro... ¿por que no?
-¿No te parece mil veces más importante sentir? Sentir, si, yo quiero contar, relatar todo lo que he sentido durante mi vida, todo lo que he experimentado. Quiero contar mis lágrimas, mis deseos, como he volado con la imaginación y como volaré. Quiero decirle a todo el mundo que la vida es grande, que la vida vale la pena, que dejen de llorar, de entristecerse, que dejen de desperdiciarla.
-Me parece una gran tonteria, pero allá tú, te gustan esas cosas.
-Me encantan, y esta vez voy a hacerlo, voy a cumplirlo, voy a ser el escritor más famoso de todo el mundo ¿y sabes por qué?
-¿Por qué?
-Por que haré, que la gente, por primera vez en su vida, empiece a sentir.
-Puff...pero...¿no te das cuenta? la gente siente todos los días de su vida.
-No, que empiecen a sentir de verdad, que lloren y rían al mismo tiempo, que canten por la calle y que se vuelvan locos, que escuchen a Rita Pavone y se mueran de felicidad, que griten. Que sepan que todo esto vale la pena.
-Eres un soñador.
-Gracias, tu pronto lo serás.
-¿Cuando?
-Cuando leas lo que escrito.
-¿Tan genial será?
-No te lo puedes ni imaginar, no va a ser un libro, ni tan siquiera una novela, no van a ser cientos de hojas desperdiciadas.
-¿entonces que será?
-¿no lo sabes? venga...
-No, de verdad ¿que será?
-¡Un sentimiento!tonto... un sentimiento.
sábado, 15 de mayo de 2010
Digiste que irias a la luna. Que volarias tan alto como tus alas de dejaran. Digiste, también que tocarias las nubes con las manos, que las sentirias deslizándose por tus finos dedos. Me hablaste de tirarte de la torre Eiffel, volver a subir y volver a tirarte. Me contaste que vivirias en el sol, construirias una casa llena de flores, llena de margaritas. Me susurrabas que habitarias en los tejados más altos de Nueva Yok, y que nunca dejarias de soñar. También decias de dormir con los ojos abiertos y de imaginar con el corazón, con el alma. Hablaste tanto que te quedaste sin voz, y te fuiste. Ahora vuelas tan alto que no puedo verte.
Alguien me contó que una noche de verano vio un corazón rojo dibujado en la luna, otra me dijo que el sol cada día brilla con más fuerza, otros me digeron que prohibieron subir a la Torre Eiffel por lanzamientos injustificados. Alguien también me dijo que los tejados de Nueva York están llenos de camas y de lámparas. Otros dijeron que las nubes cada días tienen formas mas raras. Y yo, sé que eres tú.
Hasta siempre soñadora.
lunes, 10 de mayo de 2010
La furia empezó a correr cuando me di cuenta de que era demasiado tarde y de que la estación empezaba a vaciarse. Los últimos trenes comenzaron a salir. Solo quedaba en el que estabas tú. Corrí por el barnizado suelo de marmol, que tantas veces había visto fregar a señoritos con gorros de un amarillo bastante ridículo. Posiblemente sería la última vez que lo pisaba, debía aprovechar mis últimas zancadas sobre él. Cuando llegué al andén quedaban pocos minutos para que el reloj, ese bonito reloj negro marcara las doce de la noche, entonces vi un tren de color rojo, precioso, y en una ventana a ti, apoyada. Corrí tanto como pude pero mis manos apenas alcanzaron a rozar el cristal de las ventanas más traseras... el tren empezó a moverse a gran velocidad y lo que viene después supongo que podrás imaginarlo. Recuerdo que esa tarde volví a casa un tanto melancólico, posiblemente nunca volvería a verte. Posiblemente esos tres meses de tan intenso amor no habrían servido para nada, ni si quiera pude decirte que te quiero. Lo único que pensaba era que habiamos pasado la primavera juntos, no el invierno, ni tan siquiera el cálido verano, si no la primavera ¿qué mas se puede pedir? una primavera llena de flores brotando, calor, tu pesada alergia que tanto me hacia reir... ¿que más puedo pedir? Podría pedir que estuvieras a mi lado, pero... ¿sabes qué? prefiero verte en privamera, cuando tu piel sea de color rosa, como las flores del jardín, cuando los arboles sean tan altos que sus hojas te hagan estornudar, tan dulcemente, una y otra vez. Prefiero sentirte en primavera y saber que mi pequeña florecilla ha vuelto. No lo dudes pronto te buscaré, pero claro, siempre en primavera.
domingo, 9 de mayo de 2010
Recuerdo aquel café que te tomaste. Eran las cinco y cuarenta y dos minutos. Recuerdo que lo bebías lentamente, saboreando cada gota. Yo hacía varios cuartos de hora que lo había terminado. De pronto te dije:
-Me gusta observarte, me gusta observar como saboreas el café. Me gusta la forma de tus labios rojos al tocar el cálido vaso. Me gusta la marca que dejas en él, la huella. Me gusta el ruido que provocas cuando absorbes y el ruido del cristal contra tus dientes. Tus dientes de perla.
-Gracias... la verdad, me gusta el sabor del café, me gusta mantenerlo en mi boca, me gusta olerlo, saber que sigue ahí... que sigue en mi vaso.
-También me gusta la canción que está sonando... es perfecta para este momento.
-Pero... no tengo el tocadiscos puesto.
-Bueno, entonces la tendré en mi cabeza... hay una canción de la que no me puedo despegar.
-Y... ¿como es el estribillo?
-El estribillo... ummm...el estribillo... el estribillo eres tú.
-¿que pasa, que ahora soy música?
-Recuerda que la música es un sentimiento, muchas veces, de felicidad.
-Pero muchas otras de tristeza.
-Esta es una canción alegre.
-¿Por qué?
-No lo recuerdas, tú eres el estribillo... no podría ser de otra manera.
sábado, 8 de mayo de 2010
Me dejó sus zapatos rojos, rojo color carmín. Me temblaban las manos.
Toqué el tacón, la punta y hasta me permití desabrochar el botón que unía la correa con el resto.
-Gracias-.Le dije.
Eran tan hermosos… pero lo eran por que en el fondo me recordaban a ella. A sus labios. A su sonrisa. Me recordaban a las tardes de otoño que habíamos pasado en su casa. A las de primavera, en la mía. Me recordaban a los arboles en flor que rodeaban el jardín por el que solíamos pasear… eran tan hermosos.
-¿Sabes qué?- Le dije.
-¿Qué?
-Me recuerdan a tus ojos.
-¿Los zapatos? ¿los zapatos rojos? Pero… cariño, mis ojos son azules.
-Azules de color, rojos de pasión.-Le contesté.
miércoles, 5 de mayo de 2010
-Sé, que aun me quieres.
-¿Quién te ha dicho eso?
-Tú mirada, tus labios, tus mejillas sonrosadas. Me lo dice cada segundo que pasas a mi lado, cada minuto de tu tiempo, cada sonrisa.
-No tienes ni idea, no sabes lo que siento, no estás dentro de mí.
-Si lo estoy, lo sabes, sabes que puedo sentirte, nuestro amor cruza barreras.
-Puede, pero esta vez no.
-Esta vez más que nunca.
-¿Por qué?
-Por que ahora somos uno.
-Siempre lo hemos sido.
-Y siempre lo seremos.
-La vida real siempre acaba mal.
-Los cuentos no.
-Esto no es un cuento.
-Hagamos que lo sea.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)